Hace tres décadas se empezó a fraguar un movimiento que lo alteró todo: moda, música, cine, arte, ocio... Un 9 de febrero de 1980 la música juntó a 1.000 personas en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid para escuchar a los grupos que molaban en la escena pop del momento: Alaska y Los Pegamoides (Olvido Gara, Carlos Berlanga, Nacho Canut, Eduardo Benavente, Ana Curra), Nacha Pop (con Antonio Vega), Paraíso (con Fernando Márquez, El Zurdo), Mermelada, Mamá (con José María Granados), Trastos, Mario Tenia y Los Solitarios... y Tos. Porque el grupo de Los Secretos, liderado por los hermanos Enrique, Álvaro y Javier Urquijo, había perdido a su batería, José Enrique Cano, Canito, atropellado por un coche en la Nochevieja de 1979. El espacio musical de TVE Popgrama llevó a todos los hogares de España la pequeña revolución pop que nacía en el Madrid de los recién estrenados ochenta. A la mañana siguiente, aquella colección de grupos adolescentes que abarcaban todos los estilos musicales empezaban a ser conocidos y, sin ellos saberlo, había nacido un movimiento: la Movida Madrileña. Cansados del ambiente gris y autoritario del franquismo, los jóvenes de la transición se lanzaban a la libertad individual disfrutando colectivamente de ella por las calles de la ciudad. Además de ligar, querían sexo. Ya no bebían vino, sino cerveza. La ciudad de noche era el escenario de los placeres, mientras que por el día mostraba su peor cara. Se pasaban el día bailando y acabaron con "el cuerpo muy mal pero una gran vida social". La Vía Láctea y el Penta eran sus locales de referencia y la moda... Todos cayeron "enamorados de la moda juvenil". Por primera vez, el sexo masculino entraba a las tiendas a comprarse ropa. Todo valía. El lait motiv era no pasar desapercibido. El volumen, los colores y los complementos reinaban durante la década de los 80 con las hombreras, los leggins y las minifaldas como prendas clave. Además, los jóvenes querían ser famosos a toda costa y aspiraban a ser un "bote de Colón, para salir anunciado en la televisión". Frivolidad y desparpajo en estado puro. La movida inundó todos los terrenos artísticos con su peculiar visión de la vida. Ese 9 de febrero, Caminos abrió camino a la Movida. Hoy nos queda la melancolía de unos años donde la libertad imperaba en el terreno cultural y un gran legado artístico y culrural. Y es que los 80 no han muerto, están más vivos que nunca. [Anicha Sendín]
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