Si Tim Walker no hubiera existido, como Cecil Beaton hacía ya años y como el dios de Voltaire, habría que haberlo inventado. Aunque sólo fuera para asegurarnos a nosotros mismos y a sus sucesores en el mundo de la moda, de que aquéllos que con ideas salvajemente impracticables pero con energía para luchar, realmente llegan a lo más alto con sus esperanzas y sueños intactos. Incluso más que intactos: con la resolución necesaria para lograr que ideas alocadas y totalmente imposibles cobren vida. ¿Cómo no responder a un joven cuya tarjeta de visita hace ya varios años –como recordaba Robin Derrick, director creativo del Vogue británico-, era “un portafolios lleno de fotografías de hadas al fondo de su jardín”? Mientras los nubarrones de tormenta nos acechan casi a diario, aquellos que han visto madurar su obra –mientras que él por suerte se niega a hacerlo- se alegran de seguir respondiendo a Tim Walker. Y de entrar en su mundo con creciente disposición.
Robin Muir.
Extracto del libro Tim Walker Pictures. 2008 teNeues
Las evocadoras imágenes de moda de Tim Walker han entusiasmado a los lectores del Vogue y otras revistas mes a mes durante más de una década. Extravagantes escenificacines y motivos románticos caracterizan su inconfundible estilo, propio de un mundo de FANTASÍA en el que a todos nos encantaría perdernos. {Elisa González}
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