Hablar hoy de Loewe es hablar de lujo y exclusividad, sin embargo, su origen se remonta a 1846. En sus inicios era un taller de marroquineria que confeccionaba billeteros en Madrid. En 1872, el artesano alemán especializado en piel Enrique Loewe Roessberg se instala en Madrid y se asocia con los artesanos, creando en este momento la marca Loewe. La consagración vino en 1905, cuando la Duquesa de la Conquista, cliente de Loewe, introduce la marca en palacio y Alfonso XIII concede a Enrique Loewe Hilton, segundo representante de la dinastía familiar, el honor del título de "Proveedor de la casa Real". En 1939, tras la Guerra Civil, Loewe inaugura su mítico establecimiento de la Gran Vía madrileña, que hoy es el más antiguo del mundo y donde se inventó el concepto de los escaparates semicirculares que enmascaran la visión del interior de la tienda a los transeúntes. En los años 60, tras la incorporación a la empresa de Enrique Loewe Lynch, la marca impulsa el Pret-à-Porter para mujer, contando con reconocidos diseñadores como Karl Lagerfeld o Laura Biagiotti. El Pret-à-Porter masculino llegará en los 80. En 1969 Loewe da el salto internacional y se instala primero en Londres y luego en las capitales más importantes del mundo, incluyendo Tokio, Sidney y Dubai. También se introduce en el universo de los perfumes, la seda y las grandes campañas de publicidad. En 1996 el grupo LVMH compra la empresa, coincidiendo con su 150 aniversario. Actualmente la marca evoluciona a pasos de gigante y es uno de los grandes referentes de la marroquinería y el Pret-à-porter de lujo. {Mariana de Fontcuberta}
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